Santander y el balneario de El Sardinero

Santander ha sido desde el siglo pasado uno de los enclaves turísticos nacionales preferidos por los españoles, sobre todo desde que el rey Alfonso XII decidió fijar allí su residencia de verano, y toda la aristocracia decidió seguir sus pasos en la temporada vacacional. Pero ya antes, desde el siglo XIX, eran famosas las aguas de sus playas como beneficiosas para la salud, conocidas por todos los vecinos de la zona y que poco a poco hizo que mucha gente de la clase alta acudiera a ellas para tratar problemas de circulación y oseos; poco a poco, se fue convirtiendo en el destino vacacional que aún sigue siendo hoy.

La más famosa de sus playas es la de El Sardinero, conocida así por estar ubicada en el barrio del mismo nombre; son en realidad dos playas distintas, pero a la subida de la marea unen sus aguas, creando una misma línea de costa. Este barrio formaba la parte residencial más exclusiva de la ciudad, y fue ahí donde se construyó el balneario de El Sardinero, un lugar de descanso y recuperación para muchos enfermos, que quiso imitar a las construcciones similares que eran famosas en Europa, como el de Biarritz en Francia.

Hoy en día, la zona de El Sardinero es una de las más exclusivas de Santander, y responsable en parte de que esta ciudad sea considerada como una de las más bonitas de España. Sus edificios decimonónicos estilo Belle Epoque, construidos al amparo de la alta burguesía y la aristocracia no sólo de la zona sino también llegada de Madrid, son de gran belleza, como el Gran Casino y el Palacio de la Magdalena, la residencia real en época vacacional. Y junto a ellos, en la actualidad, se han construido otras infraestructuras modernas, como el Palacio de Congresos y Exposiciones o el Palacio de Deportes.